domingo, 25 de noviembre de 2007

FUNDACIÓN PROYECTO COMIDA
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Caracas – Venezuela


PROYECTO DE PARTICIPACIÓN POPULAR MASIVA EN LA PRODUCCIÓN AGROALIMENTARIA


INTRODUCCIÓN



La Fundación Proyecto Comida, teniendo como primordial interés contribuir con el autoabastecimiento alimentario del pueblo venezolano y de todos los pueblos de la tierra, pone a disposición de todas aquellas personas naturales, o jurídicas con posibilidades e interés en contribuir con el bienestar de nuestro pueblo y de toda la humanidad, haciendo especial énfasis en los gobernantes y aspirantes a gobernar que se sientan sinceramente conmovidos por la gravísima crisis alimentaria que viene padeciendo la humanidad, las propuestas, ideas y recomendaciones que siguen.
Hemos decidido difundir estos conocimientos, ideas y recomendaciones, inspirados en palabras de Bolívar, cuando dijo: “El gran fin de la vida no es el conocimiento, sino la acción”.
De acuerdo a esa verdad ¿Qué ganaríamos con no manifestar lo que para beneficio común hemos venido recibiendo por voluntad del todo poderoso?
Sólo incluiremos en esta comunicación seis planes, dirigidos cinco de ellos a la producción de comida abundante y barata, para la población urbana y rural, que se vaya adhiriendo a estos planes, y uno, al manejo austero y racional del recurso agua; recurso que viene siendo manejado con tal desbarajuste, que las fuentes naturales están desprotegidas, las pocetas vienen siendo alimentadas con agua potable, e imperan en su administración, el despilfarro y la corrupción.

PRIMER PLAN
PRODUCCIÓN URBANA DE ALIMENTOS


El primer plan es la producción urbana del proyecto. Consiste en el aprovechamiento del 30 % de todos los espacios de tierra no edificada, conocidos como áreas verdes, o jardín, en todas las entidades públicas y privadas del área urbana, para la siembra de especies alimenticias. Tiene que ser mediante una acción compulsiva, puesto que, pocos aman el trabajo de la tierra, que de hecho, abandonaron, para ir detrás del facilismo, a la ciudad. Tiene que ser entonces, mediante una ordenanza Municipal, que obligue a preparar y sembrar especies alimenticias, en combinación con los núcleos poblacionales, conocidos en la actualidad como, asociaciones de vecinos.
Contempla también este plan, el establecimiento de Centros pilotos parroquiales, donde se cultiven todos los rubros alimenticios posibles, para producir suficiente semilla, destinada a los vecinos adherentes al plan.
Alimentos como el ají dulce, el pimentón, el tomate, la berenjena, la lechuga, el melón, la patilla, la auyama, la batata, la cebolla, la zanahoria, la yuca, el plátano, el frijol y muchos otros, sobre cuyo cultivo tenemos ya buena experiencia, pueden representar un auxilio oportuno para el ama de casa.
Para establecer los centros pilotos parroquiales, hemos considerado como lugares más adecuados, las áreas verdes de las plantas de tratamiento, estaciones y subestaciones de bombeo y estanques de distribución de los acueductos, donde el riego estaría garantizado; así como, los alrededores de los aeropuertos, los ejidos municipales y aquellos terrenos abandonados, o descuidados, que existen en casi todas las ciudades.
Estos centros pilotos no requerirían de más de 02 labradores, una instalación sencilla para riego, 02 mangueras de 15 metros de longitud por ¾”, con sus picos de asperjar, 02 escardillas, 02 picos, 02 machetes, 02 rastrillos, 02 carretillas, 01 llave de tubo de 12 pulgadas, 01 llave de tubo de 16 pulgadas, 01 pala cuadrada y otra redonda y 01 arco de talar. Esto sería más que suficiente como equipos y herramientas de cada Centro piloto, para el inicio; ya que, dada la urgencia de producir semillas y alimentos, se aplicaría el método tradicional de cultivo. Si la amplitud lo permite, contarían también los centros pilotos con una construcción sencilla, constante de cocina, baño, dormitorio para 02 personas, depósito y un aula abierta con 01 pizarrón, 15 sillas, un pequeño escritorio y una silla para el instructor; un archivador pequeño y un libro, para llevar el control de siembras y cosechas.
Una vez iniciada la actividad de los centros pilotos; allí se convocaría a los vecinos, adherentes al proyecto, para instruirlos sobre la manera de iniciarse en el autoabastecimiento alimentario parcial, aprovechando de la mejor manera posible, el espacio y el tiempo disponibles por cada quien.
Aquellos vecinos que no posean un espacio de tierra apta para la siembra en sus viviendas, gestionarán ante la Alcaldía, bajo la coordinación del centro piloto parroquial, los permisos y la autorización, para cultivar porciones de tierra en los ejidos más cercanos. Así procederán también los vecinos de propiedad horizontal, sean propietarios, o inquilinos.
En ese caso, se formarán grupos de 07, de 14, o de 21 representantes de familia, quienes se turnarán de a uno, de a dos, o de a tres, para custodiar la siembra, o la cría, los siete días de la semana, personalmente, ó pagando sustitutos.
Quede expresamente entendido, que la realización de este proyecto jamás podría lograrse con al sola iniciativa privada. Necesariamente, tendrá que intervenir el gobierno municipal, promulgando una ordenanza similar a aquella que obligaba a pintar los frentes de las casas para embellecer la ciudad. La ordenanza deberá obligar a preparar no menos del 30 % de las áreas de su propiedad que rodean su vivienda, o que esté en sus cercanías, y sembrar para su propio provecho, especies alimenticias propias de ese ambiente del área urbana. Debe contemplar también dicha ordenanza, que, aquellos que demostraren no tener la posibilidad de cumplir el mandato personalmente, ni pagar quien lo haga por él; deberá ceder por escrito al gobierno municipal, la función productiva; más, no tendrá derecho a usufructar lo producido allí; aunque le podría considerar una porción a aquellos con incapacidad. En cuyo caso, podrá la municipalidad producir con su propio personal, con personal contratado, o con el concurso de los mismos vecinos.
Los trabajadores agrícolas para los centros pilotos se reclutarán en las zonas agrícolas reconocidas como tales, más cercanas a las ciudades, quienes devengarán el salario mínimo, más un 20 % de lo producido en el centro piloto, por encima del monto de la inversión, que se repartirá entre todos.
En cuanto a los peritos y técnicos del agro, bastará con uno para cada cinco centros pilotos, quienes instruirían a los labradores sobre la manera más productiva de cultivar la tierra; instruir también a los vecinos adherentes al programa de siembra del proyecto, y dictar charlas de motivación a la siembra, en escuelas, liceos, y al personal de otras instituciones públicas y privadas.
Esta es pues, la producción urbana del proyecto; ya que, como el hombre abandonó el campo detrás del facilismo; y como, la labor del campo es un asunto de supervivencia, el gobierno municipal le trae el campo a la ciudad, obligándolo a sembrar, mediante una ordenanza impulsora de un mayor bienestar; ya que, todo lo producido pertenecerá a quien lo produzca, en los predios bajo su dominio, o en predios de la municipalidad.
El fruto producido en los centros pilotos parroquiales beneficiará a los obreros agrícolas, a los vecinos que cooperen en las labores de siembra, (preparación de la tierra, limpieza y riego y cosecha), y a los obreros de la entidad a la cual pertenecieren las tierras del centro piloto. Esto en cuanto al fruto, ya que la semilla será para proveer a los vecinos con espacios a sembrar.
Lo producido en los centros pilotos municipales beneficiará al personal del centro, a quienes colaboren con ellos, en proporción al esfuerzo de cada quien; y la parte mayor, quedará a disposición de la alcaldía, para lo que considere más conveniente a su labor social.
En cuanto a los centros pilotos municipales, por requerir mayor extensión, se establecerían preferiblemente en los ejidos de las ciudades; aunque podrían establecerse también dentro del área urbana, en el caso de que se encontrare un área con suficiente amplitud para hacerlo.
Además de la instrucción a los vecinos, y las charlas directas a personal de instituciones públicas y privadas, deberá también contar la Fundación, con programas radiales, televisivos y de prensa, para, divulgar los objetivos del proyecto; así como, orientar a las amas de casa en el mejor uso de los recursos alimentarios más comunes en cada localidad.
Hasta aquí, la primera etapa del proyecto, que denominaremos Etapa Urbana de producción alimentaria.

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